Tren Delantero

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El tren delantero es un sistema fundamental para la seguridad y confort de marcha de cualquier vehículo. No se trata solamente de la suspensión, también está compuesto por elementos del sistema de dirección y en alguna medida el sistema de frenos.

En este artículo vamos a concentrarnos en tres elementos principales del tren delantero y cuáles son algunos de los fallos más comunes a tener en cuenta. Mantener el tren delantero en buenas condiciones es de vital importancia para que nuestro vehículo reaccione a nuestros comandos de forma precisa y rápida, sea estable, predecible y seguro.

Un tren delantero genérico está compuesto por amortiguadores, crapodinas, cazoletas, parrillas de suspensión, bujes, rótulas, bieletas, extremos, semiejes y homocinéticas.

Los elementos de la suspensión conectan las ruedas y el sistema de dirección al chasis mientras absorben los impactos provocados por los desniveles del camino, ayudan a mejorar el frenado y el “agarre” del vehículo a la carretera.

Veamos algunos de estos componentes:

Parrilla de suspensión

Las parrillas de suspensión conectan las ruedas delanteras al chasis. Podría decirse que son el componente principal de la suspensión delantera de los vehículos. En un extremo están conectadas a la carrocería y en el otro a los montajes de las ruedas. Según el tipo de suspensión, algunos coches tienen solamente un par de parrillas o brazos de suspensión, y otros tienen un sistema de brazos inferiores y superiores.

Las parrillas de suspensión se mueven acompañando los desniveles del camino, manteniendo su movimiento de forma independiente al del vehículo. De esta forma, el sistema de suspensión trabaja fluidamente gracias a los amortiguadores que ayudan en el trabajo de absorber las imperfecciones del camino.


Para que la acción de las parrillas de suspensión sea más suave, todas las conexiones de éstas con los demás componentes del sistema de dirección, suspensión y chasis, están hechas mediante elementos como los bujes de parrilla y las rótulas.

Bujes

Los bujes pueden encontrarse en los anclajes de las parrillas de suspensión, la barra estabilizadora, brazos y otros elementos. Están construidos por un núcleo metálico que permite su instalación mediante una tuerca pero por fuera están cubiertos de un material elástico como goma, poliuretano, uretano, elastómero u otros materiales que ayudan a aislar las vibraciones y los ruidos, mientras que permiten un movimiento suave de las articulaciones. Si lo comparamos con un cuerpo humano, podría decirse que los bujes son análogos a los cartílagos en nuestras articulaciones.

Rótulas

Son los elementos que permiten que las parrillas de suspensión puedan ser conectadas al sistema de dirección manteniendo su libre movimiento. Estos elementos funcionan como puntos de pivote permitiendo que las ruedas puedan girar libremente cuando el conductor del vehículo así lo requiere. Pueden girar casi en 360 grados, siguiendo no solamente el movimiento de las ruedas, sino también acompañando al mismo tiempo el movimiento vertical de la suspensión, adaptándose a las variaciones del camino.
Las partes móviles de las rótulas están cubiertas por un armazón que las protege de la suciedad, humedad y otros elementos dañinos del medio ambiente. Las suspensiones del tipo MacPherson tienen una rótula por lado. Generalmente están ubicadas entre la parte inferior del amortiguador y la parrilla de suspensión, atornilladas a esta última.
En otros tipos de suspensiones, por ejemplo las que están compuestas por varios brazos, puede haber hasta una rótula por brazo por lado.
En los sistemas MacPherson, las rótulas soportan peso, así como lo hacen las rótulas inferiores de otro tipo de suspensiones.
Las rótulas modernas son partes selladas, lubricadas internamente y son libres de mantenimiento.

Fallos comunes de estos componentes

Podría decirse que estos tres componentes son parte de un todo. Si alguna de estas piezas fallara, el resultado sería el mismo. Muchos fabricantes de repuestos alternativos venden un conjunto de parrillas de suspensión, rótulas y bujes, -todo en uno-. Hay que tener mucho cuidado con estos combos ya que en general las marcas más importantes y serias, incluso los repuestos originales, suelen vender los componentes por separado. Es recomendable asesorarse por un experto y tratar de comprar piezas de fabricantes reconocidos.

Algunos de los fallos más comunes son:

– Desgaste

Los componentes de la suspensión están sujetos a un estrés constante que las hace propensas a desgastarse. Esta es una de las causas más comunes por las cuales estas piezas fallan y necesitan ser reemplazadas.


Las rótulas comienzan su desgaste cuando sus sellos se rompen y la lubricación que llevan dentro se va perdiendo. Esto hace que la fricción de sus partes internas se incremente, lo que nunca es bueno para piezas metálicas que están sujetas a una fricción constante. A medida que el desgaste es mayor, se produce una pérdida de dureza de las piezas, las que necesitan conservar un buen nivel de dureza para mantener sus movimientos firmes y precisos. Es simple darse cuenta cuando una rótula está dañada; con una simple inspección visual se pueden observar roturas en los sellos e inclusive se pueden llegar a apreciar manchas y/o fugas de lubricante en su exterior. Teniendo la pieza fuera del vehículo es aún más sencillo determinar la condición de una rótula: si se puede mover fácilmente con la mano, se debe reemplazar.


Los bujes de parrilla se desgastan por el uso, el calor, y la exposición al medio ambiente. Debido al material con el que están fabricados, son muy sensibles a elementos como el aceite de motor. Es muy importante si hubo pérdidas de aceite del motor asegurarse de que los bujes no hayan tenido contacto con el mismo. Los síntomas más comunes de bujes en mal estado son: ruidos molestos en la suspensión, golpes, (sobre todo al arrancar y frenar), una sensación de que el vehículo está inestable y que la dirección no responde con precisión. Visualmente se puede notar que el material de los bujes está agrietado, roto o cristalizado o deformado. Al tacto se pueden sentir endurecidos o demasiado blandos.

– Corrosión

La corrosión es un enemigo de las partes metálicas. Sin importar los tratamientos anti-corrosión a los que hayan sido sometidas las piezas, con el paso del tiempo,la exposición de las mismas al agua, lodo y sal acorta su vida útil. Si se observa óxido o signos de corrosión en cualquier elemento de la suspensión, se debe reemplazar de inmediato.

– Partes mal instaladas

Las piezas de suspensión deben ser reemplazadas por profesionales experimentados. Una pieza instalada incorrectamente puede provocar que un componente de suspensión falle. Por ejemplo: un buje instalado incorrectamente evitará que una parrilla de suspensión funcione correctamente, y esto podría tener repercusiones en otros elementos de la suspensión. Una rótula mal ajustada podría dañar su rosca y producir daños al muñón de la dirección. Si no se ajusta correctamente, la rótula podría desgastarse prematuramente y requeriría un cambio innecesario. Al ser componentes interconectados, si una sola pieza falla o no está correctamente instalada, podría producir daños al resto de los componentes.

– Accidentes

Los componentes de la suspensión y dirección deben revisarse siempre luego de un accidente. Es aconsejable revisar que las parrillas de suspensión no se hayan torcido o deformado luego del impacto. También es importante asegurarse que cuando deba el vehículo deba ser remolcado la persona encargada de transportar el vehículo jamás lo enganche de una parrilla de suspensión, esto podría doblarla. Lamentablemente es una mala práctica que muchos operadores acostumbran realizar.

– Comentario

Estas partes no tienen un tiempo de recambio exacto; su conservación depende muchísimo de cómo se utiliza el vehículo, en que climas, caminos, etc. Cada vehículo se conduce distinto y por personas diferentes. Es conveniente realizar revisiones periódicas de estos componentes y estar atentos a ruidos o comportamientos extraños en la suspensión al momento de conducir.